sábado, 22 de diciembre de 2007

Que se yo...


Mirando mi vida por encima de mi hombro, veo que la lucha fue una actividad constante. Sé que no siempre jugué limpio, sé que a alguien habré traicionado sin querer o queriéndolo… No lo sé.
Pero aún no existe la persona que pueda decirme que bajé los brazos, que no lo intenté, que no lo soñé…
Creo que si me gusta tanto la soledad es porque ella siempre fue leal conmigo, fue la única y privilegiada testigo de mis esfuerzos, logros y fracasos.
Sé que soy fuerte, pero en días como hoy me siento algo cansada y me seduce la idea de dejar de poner el pecho a cada cosa y tomar una postura más artificial.
Yo se amar a un hombre de la manera mas sana y simple. Sé defender a la gente que quiero y cuidar de ella. Lo que nunca aprendí fue salvarme a mí, defenderme a mí y cuidar de mí.
Tal vez fue porque creí que alguien haría ese trabajo, pero cuando te ven tan fuerte y tan grande y tan poderosa y tan irrompible… creen que no necesitas atención, porque nada te hace mal, nada te hiere, nada te golpea el corazón.
Pero nada tarda muchos años en llegar y mi calma está llegando; y viene un poco triste y desilusionada.
Tal vez mañana despierte repitiendo por lo bajo: “Empecemos de nuevo”.
O tal vez grite un adiós que llame la atención de alguien.
No lo sé, nunca se sabe conmigo.

1 comentario:

La de Mameluco dijo...

eyy!!! que pasa?? hace mas de un mes que no posteas nada! A ver si nos ponemos media pila y agarramos la lapicera eh??