sábado, 22 de diciembre de 2007

Que se yo...


Mirando mi vida por encima de mi hombro, veo que la lucha fue una actividad constante. Sé que no siempre jugué limpio, sé que a alguien habré traicionado sin querer o queriéndolo… No lo sé.
Pero aún no existe la persona que pueda decirme que bajé los brazos, que no lo intenté, que no lo soñé…
Creo que si me gusta tanto la soledad es porque ella siempre fue leal conmigo, fue la única y privilegiada testigo de mis esfuerzos, logros y fracasos.
Sé que soy fuerte, pero en días como hoy me siento algo cansada y me seduce la idea de dejar de poner el pecho a cada cosa y tomar una postura más artificial.
Yo se amar a un hombre de la manera mas sana y simple. Sé defender a la gente que quiero y cuidar de ella. Lo que nunca aprendí fue salvarme a mí, defenderme a mí y cuidar de mí.
Tal vez fue porque creí que alguien haría ese trabajo, pero cuando te ven tan fuerte y tan grande y tan poderosa y tan irrompible… creen que no necesitas atención, porque nada te hace mal, nada te hiere, nada te golpea el corazón.
Pero nada tarda muchos años en llegar y mi calma está llegando; y viene un poco triste y desilusionada.
Tal vez mañana despierte repitiendo por lo bajo: “Empecemos de nuevo”.
O tal vez grite un adiós que llame la atención de alguien.
No lo sé, nunca se sabe conmigo.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Como Antes

Como aquellas antiguas noches de invierno, cuando asomada a la ventana de mi cuarto imaginaba mil maneras diferentes para mi destino.
Pasaba largas horas repitiendo esa canción que tanto me gustaba.
Fabricaba sueños y creaba colores nuevos.
Como aquellas antiguas noches de invierno, hoy estoy acá, masticando la melancolía de un pasado no muy lejano, y sintiendo el vértigo de un nuevo destino.
Me sorprendo al verme conmovida por las mismas cosas de antes... Jazmines y velas azules en mi cuarto.
Una declaración de amor.
Un poema hecho para mis ojos.
Un adiós.
Un corazón abierto.
Su foto llena de humedad en mi pared...
Hoy sin ir mas lejos, paso por mi puerta el aroma de su recuerdo, dejando la sensación fría del olvido...
cuantas lagrimas se derramaron por mis mejillas al no poder recordar su mirada.
De donde vendrá esta indecisión de no saber como seguir...
Tantos caminos se abren delante de mí, que no sé cuál me hará sentir menos dolor al dejar este presente tan incierto.
En algún momento de esta historia, no sé cuando fue, crecí de golpe esperando ver la realidad de mis sueños de niña.
Me pregunto si abre perdido tal vez mi inocencia.
Me pregunto si, quizás, ya estoy sintiendo miedo...
Como en aquellas antiguas noche de invierno, vuelvo a fabricar colores y salgo a buscarte otra vez.

Recuerdos

Cada segundo, cada minuto que vivo, voy recolectando momentos para mi memoria. Instantes y situaciones que seguro recordaré cuando mi melancolía se despierte en el momento menos pensado. Hoy es un día gris, este invierno no quiere soltarle la mano al otoño y todos los días se vuelven perfectos para tomarse unos minutos de tristeza. Lo sabía, esta mañana cuando desperté lo supe. Sabía que tarde o temprano iba a dejar de reprocharte todo y comenzaría a recordarte bien. Tal vez dejé que quererte… Cuando el sentimiento del rencor se duerme, y uno mira hacia atrás con media sonrisa y el eco de una mirada lejana no duele tanto, es que quizás llego el perdón. Y cuando llega el perdón, es porque ya no nos interesa. Recordar a quién ultrajó nuestro corazón y no querer que se le desplome el cielo encima, es una señal de nuestro éxito personal. Porque pudimos superar el engaño y el dolor. Pudimos olvidar las noches eternas y frías de soledad. Pudimos secarnos el llanto y ponernos de pié. Yo tuve mi éxito personal. Te perdoné tanto que hasta me dio pena hacerlo. Si hasta quise volver a maltratar tu recuerdo con tal de no ver tu ego destruido. Pero una vez me dijiste que no podías esperar nada, que la vida seguía y no podías quedarte. Entonces yo no paré de correr… corrí tanto que alcancé mis propios sueños y superé mis propias metas. Por eso en días como hoy, cuando mi pasado mas reciente golpea mi ventana, le hago creer que pudo sacudir mis recuerdos, y cuando se va por donde vino le sonrío de costado y sigo caminando. No hace mal tener memoria, solo hay que saber jugar entre la delgada línea que hay entre un recuerdo que nos enseñe a cambiar, y un recuerdo que atormente nuestro destino.

Cinco Estrofas De Amor

Había atravesado todas las locuras posibles. Había canjeado mi destino por cinco estrofas de amor escritas en el aire. Todo podía ser verdad. O no. Pero al ver mi vida desprendida de mi cuerpo sobre sus manos fuertes y firmes, supe que ya no tenía opción. Solo yo sé todas las tardes que pasé asomada al balcón, con la carita mojada y la ilusión apretada entre mis manos. Desde otoño a verano. Cada estación conoció mi pena. Quizás el jamás supo que en su palabra tenía el poder inmenso de manejar mis ideas y mis decisiones, tenía mi corazón hipnotizado bajo su mirada. Cual es el límite entre el amor y la locura? Como se puede notar la diferencia entre la felicidad y el dolor? Hasta dónde pueden llegar los derechos del otro sobre nuestra debilidad? Sé que nunca voy a volver a tener esas sensaciones, pero tampoco las quiero. Luego de una pelea sin tregua entre mi corazón y mi cabeza, decidí dejarlo todo. Y me fui, si. Me fui corriendo rápido para que el arrepentimiento no me alcance. Lloré una de cada noche que pasé en la soledad mas oscura que jamás había conocido. Pero lloré más cuando vi que su vida no había cambiado con mi partida. El tiempo pasó y yo me repuse. Le di un cambio completo a mi vida y pude volver a reírme. Algunas noches pienso en él… pero ya no le regalo una sola lágrima. Ya no hay mañanas que despierte murmurando su nombre. Solo me queda el recuerdo. En cambio me contaron que el se sienta cada tarde en el balcón que era mío, esperando que yo llegue con cinco estrofas de amor a cambiar su destino.